.
.
Tengo una almohada verde.
Dos mariposas.
Tres vecinos.
Cuarto quesadas.
Cinco tonterías.
Seis calimochos.
Siete aventuras.
Ocho traidores.
Nueve puñales.
Diez centenos.
Once marimorenas.
Doce pajas.
Trece da mala suerte.
Catorce llagas.
Quince paredes rotas.
Dieciséis ínfulas.
Diecisiete tubérculos.
Dieciocho penitencias.
Diecinueve sentencias pendientes de cumplir en búsqueda y captura.
Veinte jirones de piel a las espaldas.
Veintiún releches.
Veintidós cementerios que me esperan.
Veintitrés aventuras por vivir o vividas que eso nunca se sabe.
Veinticuatro sandungas a la luna de ayer.
Veinticinco novelas que dejé de leer.
Veintiseis cánticos medio religiosos que son algo paganos pero míos.
Veinsiete calzones.
Veintiocho bizcochos, no diga que no es fácil.
Veintinueve te espero sentado en la escalera de mañana será.
Treinta casi no pasa.
Treintaiuna montañas de esas mágicas pendientes de escalar.
Treintaidos madreselvas marchitas en el nicho de mi abuela.
Treintaitres alcachofas en la baca del coche.
Treintaicuatro dibujos en la pared del dormitorio a medias de dormir y pintar.
Treintaicinco calambres que dan asco.
Treintaiseis yo te quiero tanto tanto mi vida.
Treintaisiete mentiras.
Treintaiocho novenas por la virgen santísima.
Treintainueve escalones.
Cuarenta muertos míos a la espalda del que tenga espaldas.
Cuarentaiun pateras costas las de levante playas las de Albacete.
Cuarentaidos extremos que velar.
Cuarentaitres veladas debajo de la alfombra.
Cuarentaicuatro limpiabotas que me roban hasta los calcetines.
Cuarentaicinco bazares de Estambul.
Cuarentaiseis estrellas de oriente o de occidente estoy algo confuso.
Cuarentaisiete cantamañanas que me dan la tabarra mientras duermo o pretendo dormir.
Cuarentaiocho sábanas de olor a barbacoa.
Cuarentainueve espíritus con tuberculosis.
Cincuenta ya lo sé.
Cincuentaiuna sabias balas babas bravas.
Cincuentaidos los tuve.
Cincuentaitres también .
Cincuentaicuatro y ahí te las den todas.
Cincuentaicinco dólares.
Cincuentaiseis alcázares.
Cincuentaisiete rabadillas.
Cincuentaiocho alcantarillas por asombro.
Cincuentainueve válgame dios.
Sesenta años.
Sesentaiuno no me los quita nadie y lo que queda.
Sesentaidos que lo baile que lo baile que lo deje de bailar.
Sesentaitres que ya me lo dirás cuando te lleguen si merece la pena.
Sesentaicuatro que me la refanfinflan.
Sesentaicinco que tendría que ser la edad de los misterios pero me da que no.
Sesentaiseis que es pura sementera a la luz de tu vientre.
Sesentaisiete que me da mucha risa.
Sesentaiocho casos.
Sesentainueve ya.
Setenta me va a dar un ataque de vacile de los que no se paran fácilmente.
Setentaiuno dice word que no existe por más que yo barrunte que tienen que existir y de hecho existen porque si no que se lo digan a mi tía.
Setentaidos las penas nuevamente.
Setentaitres la muerte de mi padre.
Setentaicuatro que te den.
Setentaicinco nunca.
Setentaitaiseis qué risa.
Setentaisiete yo te los regalo.
Setentaiocho tiene un no sé qué con un siete y un ocho.
Setentainueve sombras del ciprés la sombra del ciprés es alargada nada el jarama la caída la peste le deuxiéme sexe
Ochenta Sartre que risa con sus gafas de gafe.
Ochentaiuno como que me parto.
Ochentaidos los que se murieron y resucitaron de entre los muertos kirie leyson amen.
Ochentaitres jajajajaja.
Ochentaicuatro ya me estoy cansando.
Ochentaicinco redes más bien sin alcahuetas.
Ochentaiseis risas que pesan tanto que me hunden si remedio en el fondo del mar.
Ochentaisiete no me da la gana.
Ochentaiocho ochenta y ochos.
Ochentainueve matarile rile rile.
Noventa dónde están la llaves.
Noventaiuna la hendidura.
Noventaidos espuelas de las últimas.
Noventaitres carracas, caracolas que cuando me las pongo cerca de la oreja suenan a mar pero me engañan.
Noventaicuatro búlgaros errantes como si fueran holandeses, almejas en mi mano.
Noventaicinco ultramarinos con pimienta, sal, agua de rosas, lentejas, jabón de madreselvas, calientapollas, esparadrapos, botes de pintura y muchas cosas más.
Noventaiseis calzones colgados del tendal mientras protestan todos los vecinos de este patio que no es patio ni cosa alguna que se le parezca vaya ni por asomo y eso que nos colgamos todas las mañanas en el patio de luces.
Noventaisiete noches de colgaos, de colchas que no alcanzan a cubrir tus vergüenzas ni las mías.
Noventaiocho altares apartados por si generaciones.
Noventainueve espantos.
Cien no, no, que no voy a llegar a todo junto por mucho que me junten las estrellas y quieran estrellarme cuando aparezca enfrentre de la casa la cara de tu muerte.
No, cien no.